Sí, no desesperes, a todos nos pasa tras el verano: la pesadilla de la grasa abdominal. El descanso, el relax, las comidas, cenas, fiestas, … Todo altera nuestro día a día, nuestra dieta habitual y nuestras horas de actividad. Y de vuelta a la rutina nos encontramos esa barriga incómoda. ¡Pues a perder grasa abdominal!

En tres simples pasos que debes incorporar a tu vida diaria vas a notar mejoras importantes y, sobre todo, visibles.
En primer lugar, hay que pensar en la mañana, en ese momento difícil en el que empezamos el día. Tres palabras clave: agua, ejercicio y alimentación; sana, por supuesto. Pocas cosas hay más saludables que empezar el día con un vaso de agua, a poder ser templada, con el zumo de un limón. Sin lugar a dudas, el mejor equilibrador del PH de nuestro organismo.
Lo ideal es continuar con el ejercicio antes de desayunar. Será suficiente con que emplees media hora en realizar una rutina de ejercicios cardiovasculares: puedes salir a correr, saltar a la comba, bailar, montar en bicicleta … Lo que más te guste. Es importante que tu rutina de ejercicios la realices antes de desayunar: piensa que tu cuerpo aún no ha ingerido calorías, así que quemará las que tienes acumuladas. Es decir, por poco que hagas, ya estarás quemando grasa.
Y, sí, también sabemos que muchas personas no muestran especial apetito a la hora del desayuno, pero es necesario que no te saltes esta comida. Es más, ha de ser abundante en fruta y fibra. Si eres capaz de seguir estos pequeños pasos te verás, además de más delgada, mucho más activa.

El segundo mandamiento para quemar esa grasa que nos sobra es controlar el último alimento que tomamos en el día. Como ya sabes, ha de ser algo ligero y debes tomarlo con una antelación de tres horas al momento de ir a dormir. La explicación es bien sencilla: mientras dormimos nuestro metabolismo a penas está activo, razón por la que no tiene tanta facilidad para quemar grasas. Así que fuera de nuestra dieta los bocatas, las pizzas, hamburguesas y demás… Una sopa, crema de verduras, ensalada o pescado a la plancha, harán que en poco tiempo nuestra barriguita vaya volviendo a su lugar.
Y, por último, pero igual de necesario: busca algún momento del día para tirarte, literalmente, al suelo a hacer abdominales. Ojo! Pero correctamente: hazte con una esterilla, pega tu espalda firmemente al suelo y dobla las rodillas. Desde esta posición de inicio, coloca tus manos tras la cabeza y haz elevaciones del tronco. Con suavidad y procurando notar que tiras hacia arriba con tu abdomen, no con la espalda o los propios brazos. De no se así, es más que posible que te lesiones.
La red está llena de tutoriales en los que te enseñan a practicar abdominales de forma segura. Nosotros te indicamos el más básico, pero busca el ejercicio que se amolde más a tus gustos. Una vez elegido, empieza con pequeñas series y ve aumentando el número de abdominales y de repeticiones.

Como ves, son tres pasos simples, fáciles de incorporar al día a día. Tanto que, una vez que hayas eliminado ese exceso temporal de grasa abdominal, podrás seguir practicándolos para sentirte más en forma, sana y ligera. ¿Empezamos mañana?